miércoles, 6 de agosto de 2014

Comunicación: 2. Márketing de contenidos

En la anterior entrada de esta sección de "Comunicación" hablábamos del declive del concepto tradicional de "publicidad" como elemento clave de la comunicación empresarial.

Al ser cada vez menos efectivo el método clásico de pagar para que nuestro mensaje aparezca en los medios, las empresas deben ingeniárselas para encontrar nuevas vías de comunicación con sus potenciales clientes.

En esta entrada vamos a hablar de una de estas nuevas vías, el "márketing de contenidos".

De esta nueva forma de acercarnos a nuestros clientes se habla mucho en los sitios especializados. Aquí, como siempre, vamos a tratarlo de una forma cercana, sin tecnicismos, y acercándonos a los aspectos más prácticos del tema.

El "márketing de contenidos" se basa en el hecho de que toda persona que tiene una empresa es (o acabará siendo) experto en algún área de conocimiento relacionado con la misma. Podrá ser en moda, en fontanería, jardinería en viajes, en gastronomía... Lo importante es saber sobre algo que pueda ser útil e interesante para potenciales clientes relacionado con la actividad de la empresa.

La idea es atraer a los clientes poniendo a su disposición estos conocimientos, de forma que se acerquen interesados por estos contenidos útiles y a través de ellos conozcan nuestros productos o servicios.

Obviamente el márketing de contenidos ha conocido su auge espectacular de la mano de la popularización de las redes sociales y de otras herramientas como los blogs, pero no es imprescindible que vayan relacionados. 

Veamos un ejemplo fácil de entender:

En un barrio tradicional de una gran ciudad, un inmigrante abre una pequeña tienda de alimentación especializada en artículos sudamericanos. En principio, la tienda está dirigida a un público inmigrante, pero no da un volumen de negocio suficiente. Mientras, los "nativos" españoles se asoman a la tienda con una mezcla de curiosidad y recelo. El escaparate muestra unos artículos de nombres sugerentes quizás, pero sobre todo extraños y que no saben usar: batata, yuca, chile, achiote, ají, rocoto.... Pocas personas se atreven a entrar y preguntar.

¿Cómo usar el "márketing de contenidos" para paliar esta situación? Suponemos que el propietario de la empresa conocerá sus productos: de dónde provienen, sus propiedades, como se usan...

Podría, a muy bajo coste, buzonear la zona próxima a su tienda pero no con "publicidad" en el sentido tradicional sino cada semana con una receta confeccionada con los productos de su tienda. 

Con esto va a conseguir varios objetivos:

· Conseguir notoriedad y conocimiento de su comercio. La gente tiende a desechar la publicidad, pero un contenido útil como una receta de cocina va a ser mejor aceptado y va a despertar más curiosidad.

· Ayuda a conocer el uso de nuestro producto. Un producto muy ajeno a la experiencia cotidiana del cliente es difícil de vender. Con nuestro "marketing de contenidos" ayudamos al cliente a familiarizarse y encontrar usos del producto. 

· Es útil y cercano al cliente. La publicidad es "antipática", quiere vender de forma muy obvia, le pide algo al cliente,  mientras que con el márketing de contenidos estamos ofreciendo algo al cliente, le estamos siendo útiles sin pedirle nada a cambio. Creamos imagen de marca ("branding" dirían los técnicos) de una forma cercana, amable y útil para el público.

· Fidelizamos al cliente. Si nuestros contenidos tienen el suficiente interés, nuestros seguidores acudirán a nosotros una y otra vez y estarán pendientes de nuestras nuevas aportaciones. Este acercamiento continuo, voluntario e interesado del cliente nos proporciona muchas oportunidades de acercarle nuestros productos y servicios.

Por contra, es cierto que el "márketing de contenidos" convierte el esfuerzo de comunicación en ventas efectivas de forma más lenta que la publicidad tradicional, sobre todo que la que tiene una alta componente promocional (descuentos, ofertas...). Pero ya hemos hablado de la alta saturación de los medios y de los clientes. Métodos más amables e indirectos pueden ser, a la larga, más efectivos.

Por verlo de una forma muy gráfica, hay quién dice que la publicidad tradicional es como regar con una manguera al público, a los que "mojas" con tus propuestas comerciales quieran o no. Mientras, el "márketing de contenidos" sería como ofrecer al público una piscina, en la que sólo entrarán a "mojarse" aquellos que quieran, aquellos que busquen voluntariamente contenidos útiles y, de esa forma, acaben conociendo nuestra empresa y lo que ofrece.

Vamos a ver por último algunos ejemplos emblemáticos de "márketing de contenidos", esta vez sí, relacionados con internet.

- El primero de ello ya lo nombramos en nuestra sección "Casos de estudio". La empresa "Mundo Bubub" proporciona recetas de cocina basadas en sus productos.

- Barrabés es una empresa aragonesa muy conocida, referente mundial en la venta de artículos para deportes de montaña. Pero en su web podemos encontrar más cosas aparte de sus productos. Y mucha gente acude a la misma buscando información útil para la práctica y el conocimiento de su pasión favorita.

- Todos conocemos Leroy-Merlin. No sólo nos venden material para nuestras "chapuzas" sino que nos enseñan a hacerlas. Muchos de los productos que venden son de uso complejo, y toda ayuda será bien recibida.

En próximas entradas seguiremos desarrollando este concepto de "Márketing de contenidos" y dando ejemplos de su uso en diferentes empresas.

viernes, 1 de agosto de 2014

Comunicación: 1. ¿Ha muerto la publicidad?

Muchos expertos nos dicen que la publicidad (entendiendo como tal el hecho de pagar a un medio de comunicación para que exponga al público un mensaje promocional de nuestra empresa) está de capa caída. (quizás lo de la "muerte" en el título de esta entrada sea un poco exagerado por mi parte).

Las razones del declive de esta forma de comunicarnos con nuestros clientes potenciales están claras.

1. El público cada vez está más "resabiado". La gente cree cada vez menos en las promesas de los mensajes publicitarios que tienen que ser, hoy en día, o muy genéricos y emocionales, o muy concretos y promocionales. Hay mucha información, muchas normas que protegen a los clientes y éstos conocen cada vez más los derechos que les asisten (afortunadamente), con lo cual la publicidad deja de ser ese mundo mágico que promete la felicidad absoluta a precios de descuento. Ni la legislación permite ciertas licencias que podían ser engañosas, ni, al fin y al cabo, la gente se deja persuadir tan fácilmente. 

2. La enorme fragmentación de los medios de comunicación hace cada vez más complejo llegar a grandes masas de clientes. La "planificación de medios" se vuelve una labor cada vez más difícil.
En este sentido la aparición de nuevos medios como los diarios digitales, los blogs especializados, los canales temáticos, la televisión a la carta..., han incidido más aún en esta fragmentación y en la dispersión de las audiencias, que cada vez tienen más oportunidades de "huir" de la publicidad (en su forma más invasiva y tradicional) a través de estos nuevos medios.

En conclusión, cuando insertamos un anuncio en un medio de comunicación, vamos a llegar a menos gente, más escéptica, menos proclive a atender a nuestros mensajes y con más posibilidades de acceder a contenidos interesantes (noticias, entretenimiento,...) sin "sufrir" la publicidad.

Por un lado tenemos este panorama, pero, por otro lado, la necesidad que tienen las empresas de comunicar sus productos y servicios a sus clientes no ha disminuido en absoluto. Incluso podríamos decir que ha aumentado, dada la descomunal sobreoferta que tenemos en casi todos los sectores.

Por ello, en esta nueva sección de "Comunicación" vamos a tratar, en próximas entradas, los diferentes instrumentos a los que podremos recurrir desde nuestras empresas para darnos a conocer y conseguir la notoriedad que necesitamos.

Muchos principios básicos del márketing y de la publicidad clásica seguirán siendo válidos, pero en muchos aspectos, tendremos que cambiar radicalmente de mentalidad. Y eso cuesta. Lo haremos juntos.


lunes, 28 de julio de 2014

Haciendo números: 1. El inventario y el margen.

En esta entrada de nuestra sección "Gestión de stocks" vimos cómo analizar el resultado del inventario, pero nos dejamos en el tintero el análisis del resultado valorado del inventario. Es decir, a qué conclusiones nos llevará conocer cuál es el valor (siempre a precio de coste) de TODA la mercancía que tenemos en nuestra empresa en el momento del inventario.

Para analizar la importancia de este resultado vamos a ver algunos conceptos de forma práctica y sin entrar en demasiados tecnicismos.

Pensemos que tenemos una empresa comercial que compra mercancía y la revende sin más. Si en un periodo determinado ha comprado mercancía por valor de 10.000 € y la ha revendido por 12.000 €, diremos que ha tenido un margen de (Ventas - Compras) 2.000 €.

Incluso podemos calcular el margen en porcentaje (normalmente se calcula el porcentaje sobre las compras):

M%= ((Ventas - Compras) / Compras) x 100.

En este caso es obvio que estamos consiguiendo un Margen del 20% ((2.000 / 10.000) x 100) sobre el precio de compra.

Con este margen comercial deberemos cubrir el resto de costes de nuestra empresa. Cada sector trabaja con unos márgenes propios, y lo que, por ejemplo, en el sector del mueble es un margen perfectamente normal, podría ser desmesurado para una tienda de alimentación.

Pero claro, el lector avispado, ya se habrá dado cuenta de que el caso anterior es totalmente ficticio, pues supone una empresa que parte con CERO mercancía en el almacén, compra una determinada cantidad de mercancía y la vende TODA, sin quedarse con ningún stock sobrante.

La vida real no es tan sencilla. Vamos a ver como calcularíamos el margen en una empresa más "realista".

Margen = Ventas - Compras - Ei + Ef

Siendo Ef = Existencias finales:  valor de las existencias (valoradas a precio de coste) que hemos obtenido en el último inventario (el que acabamos de hacer) 

Siendo Ei = Existencias iniciales: valor de las existencias (valoradas a precio de coste) que obtuvimos en el PENÚLTIMO inventario. 

En porcentaje: M% = ((Ventas - Compras - Ei + Ef) / (Compras + Ei - Ef)) x 100

Vamos a ver un caso numérico. Imaginemos una empresa que hace un inventario cada trimestre.

El último inventario (hecho al final de junio) ha arrojado un resultado de Ef = 25.000 €
El anterior inventario, que se hizo en marzo, tuvo un resultado de Ei = 27.000 €
Las Compras en este periodo (de marzo a junio) han sido de 8.000 €
Las ventas en este periodo han sido de 13.000 €

Aplicando la fórmula, el margen obtenido en este periodo ha sido de 3.000 €

En porcentaje M% = 30%. Sólo hay que aplicar las fórmulas.

Ahora vamos a ver porqué y cómo el inventario nos ayuda a calcular el margen REAL que estamos obteniendo en nuestra empresa.

Imaginemos una empresa teórica que vende (por simplificar) un sólo producto. Cada unidad de este producto le cuesta a la empresa 15 € y lo vende a 25 €. Obviamente, con cada producto estamos obteniendo 10 € de margen, lo que supone un 67% de margen porcentual sobre el precio de compra. Este 67% sería el margen ideal que obtendría la empresa en el caso de que todo fuera teórico y perfecto.

Vamos a ver qué pasa en la realidad.
Hacemos un inventario en marzo y obtenemos un stock valorado en Ei = 50.000 €
Hacemos un inventario en junio y obtenemos un stock valorado en Ef = 52.0000 €
Las Compras en ese período han ascendido a 10.000 €
Las Ventas han ascendido a 11.500 €

Aplicando la fórmula que hemos visto antes, hemos obtenido un Margen en este período de 3.500 €
En porcentaje M% = 44%

Que, como vemos está bastante lejos de ese 67% ideal del que habíamos hablado antes. Si nuestra empresa hubiera sido una máquina perfecta y teórica sin ningún fallo, hubiéramos obtenido un margen del 67%, pero el inventario real y tangible nos muestra un verdadero margen del 44%. 

¿Qué ha pasado? Muy posiblemente una de estas cosas, o una combinación de ambas:

- No hemos vendido realmente al 67% de margen. Se han hecho descuentos, se han regalado muestras gratuitas... Hay que controlar a los empleados y vendedores (y a nosotros mismos) porque en el día a día siempre va a haber tentaciones de ceder a ciertas presiones de los clientes, y nuestro margen se resentirá. Y siempre será conveniente marcar los productos a más margen del que queremos realmente obtener. 

- La "Pérdida desconocida" se ha desbocado. Estudiando el inventario en unidades físicas, podremos ver si hay desfases importantes y en qué productos. Cada unidad de mercancía que desaparece de nuestro stock por roturas, caducidad, hurtos..., repercute directamente en nuestro margen. Es, por verlo de otra manera, como si las vendiésemos a margen cero. Como si las regalásemos.
Si controlamos y anotamos esas "desapariciones" repercutirán igual en el margen; pero al menos no nos llevaremos "sustos" el día del inventario y tendremos en todo momento una idea aproximada de a qué margen real estamos vendiendo, ya que el stock virtual que nos muestre nuestro sistema, se parecerá bastante a esas "Ef" que obtenemos el día del inventario.

Ojo, si la diferencia entre el margen ideal que pretendíamos obtener, y el que hemos obtenido realmente es totalmente escandalosa, no hay que descartar que hay un error en el inventario, como hemos señalado en otras entradas.

Si obtenemos un margen real superior al ideal, (raro ¿no?) lo más probable es que hayamos cometido un error en el inventario anterior (el de marzo en nuestro caso). Nos dejamos en aquel momento de contar mercancía que ahora en junio sí que hemos contado. En este caso el perfil típico sería obtener un margen muy bajo en el inventario de marzo y un margen muy alto en el de junio. Esa situación apunta a que nos dejamos de contar mercancía en el inventario de marzo.

Conclusión: Conociendo nuestros precios y nuestros costes podemos creer que estamos vendiendo a un determinado margen. Pero el margen REAL que estamos obteniendo con nuestras ventas sólo lo sabremos realizando inventarios regulares. La "pérdida desconocida" y una gestión de ventas despreocupada (excesivos descuentos...) repercuten de manera letal en nuestro margen, y podemos tener unas cuentas mucho menos saneadas de lo que nos creemos.

Gestión de stocks: 6. El inventario (3ª parte)

EL INVENTARIO 3ª PARTE: CÓMO INTERPRETAR EL RESULTADO DEL INVENTARIO.
Cuando terminamos de contar TODA la mercancía que tenemos en la empresa nos vamos a encontrar con dos tipos de resultados que tenemos que interpretar y que nos van a ayudar a mejorar la gestión de nuestra empresa.

Vamos a verlos por separado y a dar algunas claves para interpretarlos:


I. Resultado en unidades físicas: El resultado más evidente que nos va a dar el inventario es el número de unidades físicas que tenemos realmente de cada referencia de producto que trabajamos en la empresa.
Podemos (y debemos) comparar ese stock real y detallado, con el "stock virtual", el que nos dice nuestro sistema de gestión de stock que tenemos. 

Es normal que haya una cierta diferencia entre el stock real y el virtual, debido, como hemos visto anteriormente a la "Pérdida desconocida". Ahora bien, si encontramos alguna (o algunas) diferencias desmesuradas, realmente preocupantes, deberemos barajar las siguientes hipótesis.

1. Error en el inventario: Esa es la hipótesis más inmediata. ¿Realmente hemos contado TODA la mercancía? ¿No nos hemos dejado ninguna sección o estantería por contar o algunas cajas olvidadas en un oscuro rincón del almacén?  Va  a ser lo más común y deberemos comprobarlo en primer lugar.

2. Error de gestión: Si realmente hemos descartado que hayamos cometido errores al realizar el inventario y hay un gran desfase en una o varias referencias entre el stock virtual y el real (que hemos obtenido en el inventario), deberemos estudiar la posibilidad de que en algún momento entre este inventario y el anterior hayamos tenido alguna salida de mercancía que no haya sido contabilizada o registrada en nuestro sistema de gestión de stocks. Puede que incluso hayamos enviado mercancía a un cliente (o se la haya llevado él mismo) y el sistema "no sea consciente" de ello y no envíe la factura correspondiente.
El inventario nos permitirá detectar este error. Como sabemos la o las referencias afectadas no debería ser difícil detectarlo.

3. Robo: Si estamos seguros de que los casos 1 y 2 no son aplicables, empezaremos a barajar la opción de que alguien (normalmente desde dentro porque estamos hablando de cantidades importantes) nos esté robando mercancía. No sería la primera ni la última vez que un inventario permite detectar este tipo de actuaciones. Recuerdo aquel empleado (mando intermedio) de una gran superficie que tenía montado un pequeño "negocio" a base de "distraer" CD's y DVD's y venderlos por su cuenta. Varios inventarios deficitarios destaparon el asunto.

Si las diferencias entre el stock real y virtual no son muy grandes (sólo el tiempo, el sentido común y la experiencia de varios inventarios nos acabarán diciendo lo que es un desfase "grande" y cual es "normal" e nuestra empresa) estamos ante la clásica e inevitable "pérdida desconocida". Pero ojo, el que sea inevitable no quiere decir que no se pueda (y se deba) ir reduciendo. Gracias al inventario sabemos en qué secciones, familias de producto e incluso referencias concretas, esta "pérdida desconocida" es más acentuada, y podremos tomar medidas: aleccionar a los empleados para que sean más cuidadosos, para que anoten TODAS las roturas y caducidades, poner alarmas en ciertos productos o cambiarlos de lugar para desalentar a los "chorizos", serán algunas de las medidas que tomaremos...
Un inventario que mostraba un desfase algo más elevado de lo normal en ciertos productos de charcutería de alta gama nos llevó en una tienda a colocar estratégicamente una cámara y capturar a un ladrón habitual.

II. Resultado en unidades monetarias: La mayoría de los programas de gestión de stocks con opción de inventario nos van a permitir valorar (SIEMPRE a precio de coste) la mercancía que hemos contado. Esto nos va a permitir conocer el valor del stock que tenemos en un determinado momento. Esta valoración nos va a permitir conocer el margen al que realmente estamos vendiendo nuestros productos, cosa que aunque no lo parezca muchos empresarios desconocen.

Este tema, por no alargar mucho esta entrada y porque se entiende mejor con ejemplos numéricos, lo vamos a desarrollar en la sección "Haciendo números". 

jueves, 24 de julio de 2014

Imagen de marca: 2. Los colores corporativos.

En la entrada anterior de la sección "Imagen de marca" hablábamos del logotipo de la empresa y aconsejábamos acudir a profesionales para su diseño. Pero también dábamos unos criterios para poder exigir con claridad lo que queremos y saber juzgar si el trabajo de los diseñadores cumple unos mínimos de calidad.

Vamos a seguir por ese camino aprendiendo algunos conceptos sencillos que nos permitirán entendernos con los profesionales del diseño gráfico y ser unos clientes con criterio.

Vamos a hablar del (aunque no lo parezca) complejo mundo de los colores. Y vamos a entender lo que quiero decir muy fácilmente con un ejemplo. Recordemos el logotipo de la antigua Ibercaja.


Ahora hagamos el pequeño esfuerzo de imaginarlo con un suave azul celeste y un profundo rojo granate. No es lo mismo ¿verdad? Se parece, pero no es el mismo logo. Decir que es "azul" y "rojo" no parece una definición suficiente. Ya sé que hay gente que es capaz de distinguir colores "avanzados" como el blanco huevo, el berenjena, el anís o el pistacho. Pero aún así. ¿Todos entendemos EXACTAMENTE lo mismo cuando hablamos de color berenjena? ¿Es alguien capaz de definir el color azul del logotipo de Ibercaja de forma totalmente clara para que todo el mundo entienda exactamente la misma tonalidad?

Hace falta una definición más exacta y técnica de los colores para que todos los que usen nuestro logotipo (usuarios internos a la empresa o externos -imprentas, medios de comunicación,...-) lo plasmen exactamente igual.

Por eso es IMPORTANTÍSIMO que cuando el diseñador nos entregue nuestro diseño de logotipo nos deje claramente definidos cuáles son los colores EXACTOS de nuestro logo. Para que cuando nosotros queramos plasmarlo posteriormente en un folleto, cartel, página web…, los colores que aparezcan sean los exactos que corresponden a nuestra imagen corporativa y no nos llevemos sorpresas desagradables. (Y aún así me he llevado alguna, viendo a algún patrocinado lucir el logo de mi empresa de forma casi irreconocible).

Hay tres formas básicas (no únicas) de definir con exactitud los colores:

1. Colores Pantone: Pantone es una empresa que tiene catalogadas y codificadas miles de tonalidades de color. Cuando alguien se refiere a, por ejemplo, el Pantone 3005, se está refiriendo a una tonalidad de azul concreta que es asumida por muchos programas de diseño gráfico y conocida (a través de catálogos) por imprentas, diseñadores web… Si cuando mando a imprimir un folleto digo que lo quiero en Pantone 3005 estoy diciendo la tonalidad EXACTA de azul en que lo quiero y, salvo errores poco habituales, puedo estar totalmente seguro de la apariencia final que tendrá.

2. Colores CMYK: Estas son las siglas de los cuatro colores básicos con los que se pueden formar TODOS los demás colores mediante el sistema conocido como “cuatricromía” (comúnmente se dice “cuatricomía”) 

C=Cyan
M=Magenta
Y=Yellow
K=Black

Así pues CUALQUIER color puede definirse como una combinación de estos cuatro, expresada normalmente como porcentajes.

Así, por ejemplo, el negro puro será:

C=0%, M=0%, Y=0%, K=100%

3. Colores RGB: Es un sistema similar al CMYK pero que sirve para definir colores que van a ser mostrados a través de una pantalla de ordenador o similar. O sea, que no van a ser impresos.

R=Red
G=Green
B=Blue

Veremos ejemplos concretos de estos conceptos aplicados en la realidad cuando hablemos del "Manual de Imagen corporativa".

Por otro lado, dejando ya el aspecto técnico, podemos encontrar casi infinitas referencias y documentos sobre los aspectos psicológicos del color, las interpretaciones que se les pueden dar a las diferentes tonalidades… Este es un aspecto bastante subjetivo de este tema aunque es cierto que existen multitud de estudios muy interesantes al respecto y que las empresas utilizan estos conocimientos en sus actividades de comunicación. 

Como en este blog vamos a lo concreto y objetivo dejamos este campo de estudio tan etéreo y opinable al criterio de cada cuál. Como digo hay mucha información en la red. Alguna basada en estudios serios y otras que rozan la pseudociencia. Cuidado. 

miércoles, 23 de julio de 2014

Haciendo números: Introducción.


En esta nueva sección vamos a explorar algunos temas que es imprescindible tratar numéricamente si queremos profundizar en ellos de forma mínimamente seria.

Pero que nadie se asuste, no pasaremos de sumar, restar, multiplicar y, en algunos casos, dividir. En esta sección complementaremos algunos temas tratados más teóricamente en otras secciones pero que, con unos pocos números, se entenderán mucho mejor.

He leído muchos, muchos blogs y webs sobre gestión empresarial donde se limitan a hablar de "liderazgo", "pensamiento creativo", "gestión del tiempo", "comunicación interpersonal"..., todo eso está muy bien, pero, no nos engañemos, en una empresa hay que hacer números, muchos números. Y no basta con que una gestoría nos lleve la contabilidad y las nóminas. Los responsables de márketing y gestión comercial también hacen números, y muchos. Y si no los hacen o no los saben hacer tienen muchos puntos de ser unos charlatanes con mucha palabrería pero pocos conocimientos sólidos detrás.

Lo iremos viendo, poco a poco y de forma sencilla.

Gestión de stocks: 5. El inventario (2ª parte)

EL INVENTARIO 2ª PARTE: ¿CADA CUANTO HAY QUE HACER INVENTARIO?
En la entrada anterior de la sección "Gestión de Stocks" hablábamos sobre la importancia de realizar inventarios o recuentos periódicos de mercancías para llevar un control adecuado de nuestro negocio. Ahora vamos a tratar de aclarar un poco qué significa "periódicos".

En realidad no se pueden dar soluciones universales. La periodicidad de nuestros inventarios dependerá mucho del tipo de negocio y de sus circunstancias particulares. Vamos a verlo.

Por empezar por un ejemplo, las secciones de "Productos Frescos" (carnicería, pescadería, frutería...) en un gran hipermercado suelen hacer inventario una vez al mes, mientras que secciones con productos más "estables" y menos delicados (electrodomésticos, textil, libros...) hacen dos inventarios al año.

O sea que, cuanto más susceptibles sean nuestros productos de caducar, estropearse, sufrir mermas..., más a menudo deberemos hacer inventario, para ajustar nuestro "stock virtual" (el que creemos tener) al que tenemos realmente. 

También si pensamos que sufrimos más "Pérdida Desconocida" (hurtos, extravíos de mercancía, roturas sin registrar...) de lo que deberíamos, deberemos hacer más inventarios para tener bajo control estos fenómenos, localizar sus focos principales (secciones concretas, gamas de producto...) y ponerles freno lo antes posible

También es verdad que en nuestra empresa puede que no sea necesario hacer inventarios generales, con el trastorno que ello supone (a veces puede ser necesario cerrar un día el negocio o aprovechar un festivo...), sino que se pueden hacer inventarios cíclicos o parciales en los que se vayan contando cotidianamente y de forma rotatoria diferentes secciones o familias de producto en nuestro negocio. Iremos poco a poco contando partes de las existencias y actualizando el stock gradualmente. Con este sistema nunca tendremos una visión general de cuánta mercancía tenemos realmente (con lo bien que viene esto para calcular nuestro margen real como veremos más adelante) pero tendremos un "stock virtual"  razonablemente ajustado al real, con todas las ventajas de gestión que ello comporta.

Lo importante es que, de una forma u otra, contemos de forma física y real la mercancía de que disponemos. 

Seguiremos hablando del inventario en próximas entradas.